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DIOS APARECE DESPUÉS DE MATAR A PAPÁ



Freud explica la génesis de la idea de Dios a partir de la ambivalencia afectiva de amor y temor presente en la relación hijo-padre. “El Dios personal no es más que el padre transfigurado”. En el origen de la religión está el mito de la muerte del padre. En la horda primigenia el padre disponía de todas las mujeres y de la mejor comida. Un día los hijos se reúnen y dan muerte al padre: ya pueden disponer de mujeres y de la mejor comida. Pero entonces son atacados y derrotados por sus enemigos, y añoran al padre: éste les defendía y ahora están desamparados. Pero entonces empiezan a mitificar la figura del padre y a sentir complejos de culpabilidad; el padre, en realidad, era tan poderoso que todavía vive en otro mundo, el de los espíritus y desde allí, les protege, siendo su símbolo tangible en el tótem que preside la tribu. La religión comenzó desde el animismo.
Así pues, para huir del displacer, el hombre inventa a Dios.
La realidad es demasiado fuerte o amarga para él, como para que no elabore su deformación de la realidad, su delirio: El padre existe como Dios.
En cualquier caso, la religión es una ilusión dañina, ya que mantiene al individuo en el estadio de sujeción infantil y le impide hacerse adulto y asumir, austera y responsablemente, la existencia en toda su dureza.

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